jueves, 12 de marzo de 2009

Reflexión 2: Teoría de los ojos cerrados

Cuando una persona cierra sus ojos ve una imagen pero no por referencia ni por efectos de mirar hacia una luz por unos segundos, es una conceptualización libre. Porque si fuera generado por la luz, Victor Sueiro se hubiese adelantado a esto.

Es decir, cerramos los ojos y abrímos la mente. Y cuando abrímos la mente también le abrimos la puerta a miles de conceptos visuales que estarán frente a nuestros ojos bien cerrados.

El tema es que si esto es real podremos haber superado algo mucho más importante que la velocidad de la luz o de llegar a construir la primer casa en Marte. O de entender por qué Nino Dolce llegó a donde llegó si es que se puede decir eso. Habremos logrado pensar un comercial con sólo cerrar los ojos. Sí, un comercial.

Por privacidad no puedo mencionar a la persona que lo experimentó por primera vez y digo primera porque lo hizo bajo esta teoría.

Ella, y les doy una pista del género, afirmó que esta experiencia casi religiosa la transportó a un plano abstracto en el cual las dimensiones dejan de existir. Donde no hay números, ni letras, ni líneas. Donde sólo hay gags para comerciales. Es algo raro pero efectivo ya que logramos cerrar una idea que no llevaba a ningún lado.

Imaginen cuántos comerciales generaríamos a partir de esto. ¿Cuántos “esta peli está buena”? Sería una manera de hacer más fácil lo que suele ser más difícil en muchas ocaciones: una buena película.

El tema es que después de este encuentro cercano de una tercer tipa, quiso experimentarlo quien les habla. Quien narra estas líneas en busca de una verdad, en busca de una pregunta que puede responder a muchas tantas de muchas duplas que optan por salir del trabajo cuando amanece. Quizás la pregunta que se hicieron los primeros hombres que impusieron la moda en la época en la que los sex symbol desfilaban en taparrabos y en cueros peludos. Posiblemente hemos descubierto el orígen de la vida, y con esto decímos mucho.

Entonces me dispuse a hacer lo que quise hacer desde que ella cerró sus ojos ante los mios abiertos y llenos de curiosidad con una mezcla de incredulidad.

Al principio vi un color que me resultaba familiar y que se apoderaba de todo lo que tenía que apoderarse, ya que les comenté que no había dimensiones, y empecé a pensar que era una falacia. Pero en el momento en el que iba a abrir los ojos pasó. Vi una figura en el medio de la inmensidad. En el medio de un lugar que no llevaba a ningún lugar más que al mismo. De repente los colores se fueron mezclando como si alguién derramase una gran lata de pintura sobre una tela blanca. Entonces sucedió. La vi. Un color blanco, y después negro. Parecía algo que nunca había visto, hasta que se hizo más clara la imagen. Y en ese momento pude ver que era una vaca que me miraba mientras mascaba ese pasto casi amarillo y abrí los ojos. Ante eso pude comprobar que la teoría era cierta y que el comercial salió adelante llevándonos a un ascenso considerable.

La última parte es una mentira pero me pareció más coherente cerrar tal viaje de esa manera. Espero que les haya servido esto y que si pueden aplicarlo, háganlo.

Concluyo: Cerrar los ojos es abrir la mente.