martes, 25 de agosto de 2009

Reflexión 5: Recuerdos que uno no vive

Es raro ver cómo la gente siente melancolía por lo que no vivió. Ya sea a través de una imagen, de la anécdota de alguien o de algún olor.

El otro día vi la foto de una situación que alguien vivió en algún momento de su vida y me generó una sensación extraña de querer haberla vivido, no presenciado, sino vivido. Quizás porque ciertos componentes de la misma me resultaron muy parecidos a ciertas vivencias o costumbres experimentadas, o quizás simplemente por curiosidad. Lo cual no quita ese hipotético deseo.
Creo que por esto que digo, es que cuando vemos ciertas situaciones que nos generan melancolía a la vez nos despiertan ciertas preguntas acerca de cómo es que sentimos esto por algo que no nos vincula en un tiempo pasado, pero acá radica la ironía del asunto. No siempre vivir las experiencias es lo que nos despierta melancolía, sino no haberlas vivido y descubrirlas tiempo después por medio de algún medio estático, mayormente.

En esa fotografía estaba yo, pero no estaba. Me sentí parte de algunas risas, de ciertos códigos propios de un momento que quedó retratado para siempre, y de ese color que sigo viendo en otros colores. El olor a mar, pero no un mar de verano sino un mar de invierno, frío, más azul y más crudo.

Después de ver esa imagen volví a ver la mía, la de todos los días. De vez en cuando vuelvo a ver lo que vi en esa fotografía.

Concluyo: Hay recuerdos que nos recuerdan lo que no vivimos.