jueves, 29 de octubre de 2009

Reflexión 6: Lo que hacemos cuando hablamos

Hoy estaba en un restó, porque ahora se lo llama así y noté cierta actitud en la gente mientras hablaba, lo cual me llevó a una conclusión: La gente mueve las manos cuando habla. No sé si existe algún motivo físico que los lleve a realizar dicho acto pero pareciera ser que genera cierta seguridad en quienes lo realizan. Pero no voy a remarcar este hecho si no las diferentes tomas del movimiento de manos.

En primer lugar tenemos el “saque lateral”, que consiste en levantar los brazos, llevarlos detrás de la nuca y luego delante de la cabeza. Este movimiento quiere decir que la persona estaba cansada de la relación de mierda que llevó durante cinco años lavando calzones o bombachas, y largó todo al carajo. Muy usada por mujeres jóvenes, preactivas y de pelo castaño en su mayoría.

En segundo lugar tenemos al “cuarto Reich” que consiste en levantar a noventa grados el brazo derecho y acompaña a frases como, “allá te dije, boludo” o ·”mirá como me depilé las axilas” o alguna que otra frase populacha. Muy utilizada por hombres metrosexuales del barrio de Once.

Un poco más abajo, y más tercero que segundo por quién sabe qué, está el “sacamocos” la cual no creo que haga falta especificar con lujo de detalles pero sí en qué circunstancias se emplea. Bares de media tarde, en asientos traseros de colectivos del conurbano y en las últimas butacas de los cines de Lavalle. Aplicado por mujeres adictas a los mensajes de texto o sms, y que usan una cartera distinta por cada día.

Ascendiendo un lugar, es decir del quinto al cuarto, llega una de las preferidas de las personas que tienen bigotes y comen fideos a la portuguesa. El “peine fino”. Este movimiento consiste en utilizar una mano, derecha o izquierda, para tapar el bigote recién decorado con la especialidad de la casa, ya sea portuguesa como mencioné, o de soja, si es que se decide por un delicioso chop swey. La misma es muy usada por hombres de entre 25 a 67 años que tienen, obviamente, mostachos a lo Stalin y hombres del mismo rango de edad pero que el día anterior se depilaron pelo por pelo.

Esos son los primero cuatro puestos de este ranking. Quizás, más adelante vengan otros a desplazarlos y si no, sigan mamándola.

Concluyo: Así como las manos nos acompañan en muchas situaciones, ahora también nos acompañan cuando hablamos.