lunes, 28 de junio de 2010

Siete, ocho horas por día.

Trabajar es lo que más tiempo nos insume en nuestras vidas y más cercanamente, en nuestro día. El hecho de pensar que trabajamos entre ocho y nueve horas, más las ocho horas necesarias de sueño nos arroja un total de entre dieciseís y diecisiete con las que ya no contamos, y por ende entre siete y ocho horas libres en las que tenemos que hacer el resto. Es decir, tiempo de viaje hacia el trabajo y luego hacia nuestras casas, cenar, y ver televisión, jugar a la Playstation, o tomar alguna que otra cerveza con amigos. Es cierto que el uso de la telefonía celular disminuye tiempo de charla telefónica desde una unidad fija, y en lo que respecta al tema, tiempo que uno se ahorra al no hablar desde el teléfono de la cocina, de la sala, del dormitorio y en algunos casos, del baño. Entonces queda evidenciado que nuestras vidas no son lo suficientemente satisfactorias porque nos pasamos la mayor parte del tiempo haciendo lo que debemos y no tanto lo que queremos, aunque no siempre queremos dormir y voy a citar un caso. Jueves al mediodía estás pirateando por el msn y pegaste onda con la minita que te venía pasando la bola desde hace tiempo. Te ves, la ves, se ven (¿los ven?) y después la que los ve es una cama y no precisamente para dormir, con lo que ya estaríamos disminuyendo las ocho horas, obligatorias de sueño.
Difícil es solucionar esto sin perder algo, porque si bien podemos renunciar al trabajo nos quedaríamos sin ingresos y si renunciáramos al sueño nos dormiríamos en el trabajo y lo perderíamos a causa de ello. Pero no voy a hablar de estas horas "perdidas" sino de las que quedan en juego.
Si tenemos en cuenta el sueño de una persona que está habituada a costumbres regularmente normales y moderadas, una persona duerme entre las cero y las ocho horas, con lo cual arrancaría su día a partir de esta última. En el baño demoraría unos treinta minutos (si se baña al despertar) y utilizaría otros treinta para desayunar, con lo que ya acumuló una hora extra. Luego se cambiaría (si es que no lo hace antes de desayunar) lo que le consume otros quince minutos (incluyendo la peineta o el gel al ras). Saldría a la calle, iría hacia la parada del colectivo, lo esperaría y una vez que encuentre las monedas se subiría. Todo esta transacción puede llevarle entre treinta y sesenta minutos, con lo que en este momento ya estaría perdiendo otra hora más, que sumada a las ocho del sueño más las ocho del trabajo, más la hora del desayuno y demás, estaría llegando a las 18 horas. Ahora bien, este tiempo es realtivo porque no todos tienen o manejan las mismas distancias, porque si esta persona viviese en Grand Bourg y trabajase en el microcentro o epicentro porteño, o de la ciudad de Buenos Aires estaríamos hablando de sesenta a ciento veinte minutos, con lo cual en lugar de acumular las dieciocho horas antes mencionadas, serían diecinueve, y sólo le restarían cinco. También quiero alegar que no estamos teniendo en cuenta paro de trenes, de subtes o cortes de calles impuestos por algún colegio mixto o de monjas. Entonces deberíamos sumarle por aproximación, el viaje de regreso, y digo "aproximación" porque siempre la vuelta es más complicada, a lo que nos lleva de dieciocho o diecinueve horas a diecinueve o veinte, dejándonos unas cinco o cuatro para hacer otras cosas.
A la mañana demasiado dormidos como para leer un libro y a la tarde demasiado cansados como para leer un libro, y muchas veces en colectivos llenos y parados, nos disponemos a llegar a nuestras casas, departamentos... hogares, para hacer simplemente nada, porque este "nada" es hacer lo que nos gusta. Pancear, birrear, watchear la tele como diría el "Indio" o quien sabe qué. Pero lo que quiero decir con esto es que en estas cuatro o cinco horas entra lo extra curricular, es decir el gimnasio, las clases particulares de inglés, la cola en la caja 15 del supermercado Día, o entenderle al chino que no te entiende. Sacar al perro para cague o trate de sentirse más perro que perra con la perra de la vecina, o criticar a la perra de la vecina por sacar siempre al perro, o esas cosas que solemos hacer en la tranquilidad de nuestro descanso.
El día tiene veinticuatro horas, pero para nosotros cuatro o cinco. En otro momento hablaremos de los fines de semana.
Gracias.

martes, 22 de junio de 2010

Voladores

Es raro que con todos los avances de la ciencia e inventos, en el 2010 el hombre no pueda volar. Claro está que se puede volar de diferentes maneras, pero no en la que todos quisiéramos para ahorrarnos los diversos inconvenientes cuando venimos del conurbano hacia el epicentro de nuestra ciudad. Es por eso que me tomé el atrevimiento, con mis disculpas hacia el lector y hacia Leonardo Da Vinci, de enunciar varios tipos de voladores, para que cada uno, en el caso de querer y sentirlo pueda identificarse.

Una primera clasificación es la del volador que sueña, o "soñador". Este individuo está consciente la mayor parte del día, incluso los domingos a la mañana pero se hace un hueco para divagar y viajar por los más recónditos lugares de su inconsciente buscando, imaginando, investigando, viendo, buscado (ya lo dije)respuestas a preguntas que no existen. También se los reconoce como voladores utópicos o idealistas.

Después están los voladores naturistas o pro ambiente, que son los quemadores de cannabis sativa, más conocida como marihuana. Abundan en los barrios, plazas, estadios de fútbol, baños de colegios católicos, y otros lugares. Por lo general su aspecto es agradable ya que emanan simpatía, amabilidad (toda regla tiene su excepción) y pasión por compartir buenos momentos. Amantes del sexo libre, suelen viajar en un estado que ellos mismo denominan, "cuelgue" que sería una especie de trance psíquico en el que no existe el tiempo ni el espacio, a no ser que sean tres para dos hamacas de plaza. Buena gente.

Después están los Volastristes (aunque antes se escribía con B larga, la Real Academia Española corrigió este término). Aburridos, opacados, parcos. Taciturnos, quedados, alejados, tratan de mezclarse con la verdadera gente pero no puede pasar desapercibidos. Recurren al humor barato y falto de tacto lo que evidencia más su falencia comunicativa. Aunque no podemos excluir de esta clasificación científica, y dentro de poco certificada a los "vuela vuela". Delicados, suaves, dóciles y siempre predispuestos son los más abiertos. Algunos se pintan, a otros "les pinta". Joviales, alegres, muñequeros y usa muñecas, generalmente son empleados por empresas de transporte aéreo, por su trato y por tratar de juguetear con algunos pasajeros voladores.

Por último tenemos a los bicivoladores o bikers, como se les dice desde la época menemista (me toco el huevo izquierdo). Estos individuos con apariencia singular se reúnen en lugares donde nadie se reune, quizás para no exponerse a la gente por los golpes que se auto imponen con sus piruetas. Usan buenos equipos, pero usan malas gorras. Andan por ahí, en dos ruedas y dos patas. Compinches, un poco sacados y un poco sudacas.

Quizás más adelante hayan más tipos de voladores, pero por ahora son estos. Gracias y los mando a volar.

sábado, 19 de junio de 2010

Ehhhh y ¿qué es de tu vida?

Hoy me levanté temprano con la intención de tener por primera vez después de mucho tiempo, un sábado mañanero em casa. Por ello, agarré unos mangos, me lavé los dientes (no me peiné, o sí) y me dispuse a ir a la panadería a comprar medio kilo de milonguitas. el resto es muy aburrido, las mismas calles, las mismas casas, quizás si hago dos cuadras en lugar de una, puedo ver otras casas. El mismo perro que ladra al pedo, el mismo coche fundido y estacionado desde quien sabe cuando, y la panadería. Rutina normal para cualquier comprador de pan un sábado a la mañana, pero cuando regresaba con la bolsa pensando sí habría manteca en la heladera me encuentro a un ex vecino, si es que existe esa categoría. El tema es que no teníamos nada en común más que haber compartido una cuadra hace mucho, y quizás algún que otro culo que vimos con nuestros ojos pre adolescentes. Entonces nos dedicamos a dejar un segundo de silencio para ver quién sería el primero en hablar, si es que había algo de que hablar. Yo pensaba, y lo loco de esto es que pensé veinticinco millones de cosas en cinco segundos, y entonces salió. La pregunta que 9 de cada diez ex vecinos, ex novios, ex lo que sea se hacen... ¿qué es de tu vida? Y claro, qué carajos vas a preguntarle a alguien que ni recordás. La charla duró dos segundos más debido a mi generosa diplomacia, pero me remiti{o a otros encuentros donde siempre utilizo el mismo recurso en lugar de no decir nada, o hacerme el boludo, o ser simplemente sincero y cortar de una antes que exponerme a esta incomodidad, y encima a la mañana.
Así que ya saben lo que sucede cuando se encuentran ante una de estas situaciones que son molestas, y no dejan ningún tipo de ganancia más que una puteada porque se enfrió el pan o porque no había manteca en la heladera. en fin, no a la pregunta que nos hacemos antes ex.
Gracias.

viernes, 18 de junio de 2010

¿Cómo hacer rentable un negocio con unas cuantas monedas?

Una buena manera de llevar a cabo un emprendimiento o negocio, como lo llamaban nuestros padres, es juntar dinero a nombre de algo pro ambiental.

¿Cómo llevarlo a cabo?

Juntando monedas de cinco, diez, veinticinco, cincuenta o de un peso por una causa que a todos nos toque, como es el medio ambiente.

Para empezar, podemos reciclar de nuestras casas alguna caja de cartón hermética para usar de urna, un papel verde porque el verde para estos temas siempre garpa, y una mesita cualquiera que sirva de soporte para la urna. Después un texto argumentativo para que la gente se coma lo que estamos queriendo hacer, es decir salvar al planeta. El eslogan que tendría esta movida puede ser algo así como: “Una moneda por un centímetro más de verde”. Entonces nuestra misión sería la de convencer a la gente que con nuestra intención, el planeta está ganando más espacios verdes con los fondos recaudados. Hasta acá, cero pesos y posibles ganancias a corto plazo.
Una vez que reunimos todos estos materiales, elegimos el lugar. Obviamente tiene que ser estratégico y muy concurrido durante gran parte del día. Pueden ser de ejemplo, la esquina de Corrientes y 9 de Julio o la misma Plaza de la República, Santa Fé y Callao, Plaza Francia (nunca falla porque está llena de hippies), Plaza Italia, Jurabildo, etc. Una vez instalados empezamos a juntar dinero. Nuestra vestimenta no debería ser rotosa, pero si algo medio pro ambiente o boy scout. Bermudas color natural con medias hasta las rodillas. Remeras blancas y nunca faltan las zapatillas montañesas o de escalador, como algunos suelen llamarlas. Eso sí, hay que ser terminantes y amenazadores con el tiempo de recaudación: Tenemos 87 días con 21 horas para salvar al planeta. Eso garpa, y de una manera efectiva, porque nadie puede cuestionar mucho, teniendo en cuenta que puede desprenderse de unos cuantos centavos que para nosotros, son mucho.
Supongamos en por día, logramos reunir la suma considerable de $50. Es posible laburando diez u once horas. Si lloviera, podemos trabajar en estaciones de tren o subte o en terminales de colectivos de larga distancia. Eso implica que, si somos buenos vendedores y nunca bajamos de promedio monetario, en 87 días y veintiuna horas habremos logrado recaudar $4350 como mínimo. Perfecto. Una vez que logremos esto desaparecemos de las calles y vamos al siguiente paso que nos hará dueños de un micro emprendimiento que luego nos hará ricos.

Con $4350 compramos unas 29 bicicletas por $150 c/u, para pasear a jóvenes turistas por lo que podemos llamar “Barrio blanco”. Esto es un tour que empieza en el vistoso barrio de Recoleta y tiene como fin, transitar las calles del colorido y alejado barrio de la villa 11-14 del Bajo Flores. Muy conocida por informativos pero poco conocida por motus propio. Con esto estamos realzando la cultura Argentina desde los años noventa y para que la gente del mundo sepa que además del Obelisco, la cacha de Boca y Puerto Madero, también existe los pasillos y las paredes pintadas de una pintoresca ciudad baja.
No es difícil, es fácil y accesible. Lo único que podemos tener en cuenta es que a alguien más se le ocurra esta idea. Por eso, voy a poner una lista de “supuestos” personajes que podrían llegar a ser “supuestos” competidores:

-Jacobo Winograd: Famoso farandulero de algunos programas de televisión. Además de gatero, nadie sabe bien a qué se dedica pero eso no quita sus habilidades de "bussines man".

-Soledad Silveira: Con su frase “adelante mis valientes”, logró ser la número dos en esta lista y la número uno en los corazones de algún que otro pelotudo.

-Andrea Pirlo: Habilidoso y talentoso centrocampista del Milán de Italia. Ganó el último mundial de fútbol con su selección, pero aún así quiso invertir en Argentina. Ojo.

Estos son los posibles competidores, nosotros los posibles empresarios de una idea que cuesta poco y vale mucho.

Éxitos.

martes, 15 de junio de 2010

¿Qué escribir cuando no hay nada para escribir?

Buena pregunta cuando uno entra a su blog, ya que tener uno, implica una obligación moral de mantenerlo actualizado o cuidarlo para que se sienta más humano y menos computarizado o internetizado o globalizado. Las posibilidades son muchas cuando se trata de escribir por escribir, y no de escribir por inspiración. Y ojo que se puede escribir por escribir y tener inspiración, pero no es de lo que voy a hablar.
Estoy en casa, al pedo. Ya revisé el Face_ _ _k y el hotma_l y no tengo más nada que hacer. Entonces me acuerdo que tengo un blog donde escribo, por lo general, pelotudeces, y entro. A ver, a ver... qué pongo, qué escribo, qué hago. Lo primero que puedo hacer por falta de inspiración es buscar por internet alguna pelotudez ya pensada y bajada por otro. Recurro al copy+paste y modifico un poco, por si algún cibernauta despierto se da cuenta, porque siempre alguien se da cuenta. Pero también están los que buscan una noticia real y le dan un vuelco agregándole algunas otras boludeces, o puteadas para hacerla más notoria. Entonces, ¿dónde está la creatividad? y ¿dónde está la inspiración en este texto de mierda?
De chico quería ser guionista pero día a día me doy cuenta de que elegí una buena profesión y no me expuse a que algún boludo me criticara de esta manera.
Gracias.

jueves, 10 de junio de 2010

White Rabbits

El otro día estuve observando desde el living de mi casa, más precisamente en mi ordenador o computador manual como dirían los gallegos, un show de magia donde un prototipo de David Copperfield del subdesarrollo sacaba un conejo de su galera. Entonces el chip que tengo desactivado en mi sistema cerebral se activó repentinamente abriendo mis ojos y expandiendo mi mente, concluyendo en una pregunta que seguro se la habrán hecho si observaron un acto de magia o ilusión. ¿De dónde mierda sacan los magos a los conejos que salen de las galeras? O mejor dicho, ¿a dónde diablos van después? Santas preguntas pelotudas Batman, diría robin ante semejante reflexión, pero a mi siempre me chupó un huevo ese petiso puto y cabezón que usaba slipeta roja. Y empecé a analizar. Antes que nada, no intenten hacer esto en sus casas, a no ser que tengan un conejo o demasiado tiempo al pedo.
Supongamos que existe un mundo paralelo (o ¿para lelos?) donde todo es una gran granja con pasto, zanahorias y conejos reproduciéndose todo el tiempo entre orgías y tomates aplastados, pero que en ese granero marrón que opaca el colorido del horizonte hay una maquinaria, como las máquinas de los aserraderos, que van chupando conejos de a uno por vez, y los desaparece, o mejor dicho se los hace aparecer al mago que en su teatrito de ilusiones, hace sonreir a chicos que están con la barra de chocolate en la boca, y algunos tomando la teta de la madre. Sería un análisis mágico, y hasta lindo acerca de este fenómeno. Pero mi introspección llegó a mostrar el lado oscuro o como llamo, The Dark Side of the Wizards.
Este nuevo mundo es un mundo antagónico, hay oscuridad, nubes negras y árboles talados. La granja ya no tiene pasto y el tractor sirve como casa para las pocas galllinas que lograron sobrevivir. Ya no hay un granero sino una fábrica que contrata conejos para explotarlos. Los hacen trabajar 23 horas y sólo les dan una hora para reproducirse, pero con el fin de traer a este submundo a más conejos que puedan cubrir más puestos. Entonces la sistemática perversión de los productores de espectáculos ultra capitalistas logra su cometido. Los magos hacen aparecer a conejos que en el momento de salir de la galera lucen contentos, felices pero que ese estado se debe a las diversas amenazas a las que son sometidos durante su trabajo en la fábrica. Cruel, pero más cercano a la realidad que el primer análisis. Y deja en claro la primera de las dos preguntas. Ahora vayamos con la segunda, es decir el lugar a donde van estos animalitos.
Un primer pensamiento en un plano más positivo y soñado nos muestra una colina verde, igual que la muchos de ustedes vieron en "La novicia rebelde". Hay montañas con picos nevados, pajaritos que trinan en las copas de los árboles. Hay un río tan transparente que refleja el cielo celeste con dos o tres nubes. El agua forma un arco iris que despega chispas coloridas sobre las piedras que asoman. Las ardillas juegan y en medio de este paraíso, los conejos corriendo y saltando en cámara lenta. Algunos tiran galeras como frisbees y también en cámara lenta. Otros juegan a las escondidas y algunos leen libros, y un poco más allá, hay un mini teatro donde un mago está actuando para doscientos conejos que auspician de espectadores bajo el cielo de una tarde primaveral. Todo es amor, paz y buena vida. Pero no es el único análisis que tengo sobre el destino de los conejos una vez que abandonan la galera de los magos. Hay otro panorama.
Este nos ubica en Liniers, cerca de la Avenida Rivadavia y a pasitos de Cudadela (cruzando la General Paz). Hay olor a fritanga, debido al alto grado de preparación de bolas de fraile y churros. Hay olor a estación de tren y aceite de viejos camiones estancados en veredas anchas. Hay gente que camina todo el tiempo. Hay murmullos, un pasillo y ahí lo vemos. Estamos dentro de un mercado ilegal de carne, más preciso sería decir en un matadero. Hay mucho bicherío colgado, desde ranas hasta carpinchos traídos de Mburucuyá, Corrientes. Pero metámonos en el meollo de nuestro análisis. Vemos a un hombre vestido de smoking. Misteriosamente lleva una capa negra como la de un mago; es un mago y lo que tiene en la mano es un pequeño y blanco conejo que es entregado por unos billetes a un carnicero. El resto, lo imaginarán. Entonces aquí termmina mi análisis y debo concluir de una manera categórica. Existen dos tipos de personas. Los que sostiene que los conejos son una plaga y los que sostienen que los conejos que usan los magos, ahora son virtuales.
Muchas gracias.

miércoles, 9 de junio de 2010

A pocas horas

Sólo dos días o 48 horas nos separan del mundial, y comienza una época rara para todos.
Los hombres se juntan y las parejas se separan, ¿la razón?. Después de aguantarse 344 partidos de "Fútbol para Todos", con el condimento de Argentinos Juniors campeón luego de 24 años, hay que aguantar 64 encuentros de un mundial y ni hablar si nuestra selección quedara fuera (ojalá no suceda) de la competencia mucho antes del epílogo. Es entonces que escucharíamos comentarios como, "ya está boludo, quedamos fuera. ¿A quién carajos le importa Japón-Eslovaquia". Y tienen razón, pero es fútbol, o mejor dicho es un mundial.
Es tiempo de promesas, cábalas, plegarias y cualquier fetiche que sirva para alimentar la esperanza y disminuir el miedo escénico que tenemos cada cuatro años. Ya no está Caniggia, tampoco el batigol y ni siquiera el kily Gonzáles. Pero después de 16 años volvemos a sacar a la cancha al mejor del mundo, y sólo para demostrar que el que lo fue hace 16 años está en el banco.
Y no falta esa clase de gente que recurre a los datos que no dicen una mierda, como por ejemplo que Italia tardó 24 años en salir campeón en España ´82 y Brasil lo mismo, para levantarse con la copa en USA ´94. Una mierda, eso no sirve. Nadie gana con la historia. Aunque la historia la escriben los que ganan. Argentina tiene que demostrar que esas similitudes con el mundial de 1986 o estos datos fantasmagóricos, son sólo datos que manejan unos extremistas que evaden la realidad, creyendo que por rezarle a una vírgen un día entero la pelota va a entrar en el arco. No muchachos, eso sólo pasa en las películas. Los partidos, los ganan los que juegan y nadie más. A no ser que dirija Codesal. Explico para los más chicos, que Codesal fue un insulto al referato internacional ya que su actuación despótica, incidió en el resultado a favor de Alemania en la final del mundial de Italia 90, en el cual, obviamente quedamos segundos. En síntesis, un hijo de puta.
Pero retomemos la fiebre mundialista. Con Messi en la cancha y Maradona en el banco, no hay chances de que nadie discuta la idiosincracia argentina. Tenemos a los mejores del mundo, y quizás de la historia del fútbol mundial.